La historia de los festivales corales en la ciudad de Quito se remonta a la década de los años 40 del siglo XX, en donde los colegios de educación secundaria y algunas instituciones públicas juntan por distintas razones y en distintas temporadas a sus coros en una suerte de encuentros y hasta concursos corales, que con gran acogida logran incentivar en el público quiteño la afición por el canto coral, siendo esta época la más importante para los festivales de nuestra ciudad. Con la conformación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y su coro, aparecen varios intentos de encuentros y festivales no solo locales, sino en otras ciudades del país con no tanto éxito, siendo esta valoración algo muy relativo pues si bien no surgieron festivales que puedan mantenerse en el tiempo, también es cierto que cada intento que existió ayudó al surgimiento de agrupaciones corales en distintas regiones del Ecuador. Un hecho importante marca la trayectoria de los festivales en Quito, y es el aparecimiento del Festival El Canto Coral Hermana los Pueblos en la ciudad de Guayaquil en el año 1978, pues este evento logra convocar a coros de todo el país y desarrolla su labor durante cuatro décadas como el único festival estable en el país, desplazando a los demás intentos de festivales periódicos en el resto de Ecuador. Para la última década del siglo anterior, resurge un intento de festival coral en Quito denominado Cuando las Campanas Suenan, que dura 6 años y da paso a otro denominado Festival de Coros Ecuador que dura 8 años y del cual se desprende esta nueva etapa de festival coral en Quito denominado Voces desde la Mitad del Mundo, organizado por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y la Fundación DIDECOR. Voces desde la Mitad del Mundo tiene como objetivo fundamental difundir el trabajo coral que se realiza en la ciudad de Quito, invitando a participar a los diversos coros que existen en la ciudad, priorizando el repertorio musical ecuatoriano que está escrito y adaptado para coro. Como parte de este gran objetivo, también se invitan a agrupaciones de otros países que puedan nutrir con su experiencia a esta labor y luego puedan llevar consigo la música ecuatoriana para difundirla en otras latitudes.
El Festival no solo llega a Quito sino a otras ciudades del país. Este 2019 se prevé estar presentes en Ibarra, Cotacachi, Ambato, Latacunga y Guaranda; además se realizarán actividades en otros cantones y parroquias de la capital, con el total convencimiento de que al crear nuevos públicos se logrará sostener de mejor manera el trabajo coral, ya no solo en Quito, sino en distintas regiones del país que se esfuerzan constantemente en beneficio de este género musical.
A futuro el Festival pretende incluir a más ciudades con la seguridad de que la actividad coral crezca en cantidad, calidad y diversidad. Para esta edición se prevé la participación de 32 coros.