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Fiesta Escénica de Quito 2022 – Un escenario de sostenibilidad

Del 28 de julio al 14 de agosto, Quito vivió una Fiesta Escénica que democratizó la oferta artística en distintos puntos de la ciudad, con obras que incentivaron la reflexión ciudadana sobre diversas temáticas sociales como la migración, las tradiciones locales, la desigualdad de género y la identidad.

En su sexta edición, este festival coproducido por la Fundación Teatro Nacional Sucre y la Comisión Técnica Bicentenario de la Secretaría de Cultura, cumplió con su misión de incentivar los derechos culturales de acceso y participación en la vida cultural de Quito, además de generar espacios idóneos de formación de nuevos públicos para las artes vivas. Así, la Fiesta Escénica hizo de la capital un gran escenario lleno de historias, reflexiones y emociones provocadas por la dramaturgia, el movimiento y el cuerpo.

Durante dieciocho días, la Fiesta Escénica convocó a 17.500 personas en diferentes espacios públicos y privados como plazas, parques, centros culturales, auditorios y teatros ubicados en parroquias urbanas y rurales del Distrito Metropolitano de Quito.

Este año se presentaron 23 agrupaciones nacionales que fueron seleccionados a través de una convocatoria pública que hace parte del modelo de gestión participativa de la Fundación Teatro Nacional Sucre. Además, 10 compañías teatrales internacionales se integraron a la programación del festival, gracias al apoyo de instituciones nacionales y la cooperación de entidades culturales de México, Colombia, Chile, España y Argentina.

En total, fueron 61 funciones gratuitas de obras de teatro, danza, títeres y performance que, con belleza estética y potencia performática, abordaron diversos temas que reflexionaron sobre el individuo, la sociedad contemporánea y sus problemas, además de plantear alternativas para crear un mundo más equitativo y con justicia social.

Piezas teatrales sobre el desplazamiento forzado como “Historia de una oveja” de Teatro Colón y Teatro Petra (Colombia), y “Me llamo Suleimán” de unahoramenos producciones (España), permitieron al público palpar de cerca las injusticias que sufren las personas obligadas a migrar por conflictos armados internos, la pobreza y la falta de oportunidades en sus países.

Las obras “Lengua de Vaca” de Malayerba y otras Yerbas, “Calles vacías” de Artemisadanza, al igual que “La ciudad de las mujeres innobles” del Laboratorio Coreográfico-Rosa Amelia Poveda, elevaron la voz de muchas mujeres valientes que a través de la palabra y el cuerpo se manifestaron sobre las desigualdades y las violencias de género.

De igual manera, la Fiesta Escénica fue un espacio para ahondar en las tradiciones, los sucesos históricos del país, la memoria colectiva y la identidad local, con las obras “De cómo murió el Teatro” de Colectivo Yama, “Raymi” de Compañía de artes Saruballet, “Andes, la ruta de los sueños” de Imagino Teatro o el Proyecto de exploración creativa Libertarias Anónimas.

La Fiesta Escénica también fue un lugar para difundir y apoyar la iniciativa ciudadana “Quito sin minería” que tiene por objetivo defender al Chocó Andino -uno de los últimos bosques de Quito el cual ha sido declarada por la UNESCO como la séptima reserva de biósfera en el Ecuador- de la minería a través de una consulta popular.

En definitiva, las artes escénicas fueron el motivo perfecto para impulsar el encuentro y el diálogo con el otro. Cada función se convirtió en un espacio de convivencia y aprendizaje que generó un efecto transformador en búsqueda del desarrollo humano y social de la ciudad.

La Fundación Teatro Nacional Sucre a través de la Fiesta Escénica, sus proyectos de formación de público y su programación anual, genera espacios sensibles de reflexión sobre el individuo y la sociedad a través de las artes escénicas que se alinean con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de igualdad de género, reducción de las desigualdades, acción por el clima, ciudades y comunidades sostenibles, además de alianzas para lograr los objetivos 2030.